Pies descalzos para ayudar

*Con participación en más de mil carreras, Adolfo Cerón no tiene su meta en las medallas ni marcas, sino en apoyar a los desprotegidos, ya que sus kilómetros han ayudado a niños con cáncer, mujeres y desabrigados

Antonio Zamora

Atlixco, Puebla.- Las plantas de sus pies tienen las huellas de quince años de correr descalzo, lapso en el que gracias a su trote incansable ha ayudado a un sinfín de personas. Adolfo Cerón se autodenomina el Corredor Descalzo con Causa.

Con participación en más de mil carreras, su meta no son medallas ni marcas, sino apoyar a los desprotegidos: sus kilómetros han ayudado a niños con cáncer, a discapacitados, a mujeres, a desabrigados o pequeños a quienes les ha permitido cumplir su ilusión de recibir un juguete el Día del Niño.

“Desde pequeño me gustó mucho correr, de mis diez hermanos era el más rápido y siempre lo hacía descalzo, de hecho, mi mamá me decía el correcaminos. Estuve en otras especialidades deportivas, incursioné en la mayoría de los deportes populares, pero a final de cuentas me decidí por el atletismo y correr para ayudar”.

Oriundo de Atlixco, prácticamente desde que empezó a correr dejó a un lado el lujo de los tenis, apelando a su habilidad que desarrolló cuando era pequeño, pero también por no contar con los recursos para hacerse de calzado especializado para carreras de fondo.

“Cuando yo empecé a correr no tenía dinero para comprar tenis de corredor, compraba económicos y se rompían siempre, una vez corrí un maratón con unos tenis económicos y como a los diez kilómetros las suelas se le rompieron y el resto de la carrera me la eché chancleando”, recuerda.

Los pies se le destrozaron y de ahí recordó su habilidad de niño de correr descalzo. “Pensé que era mejor si me ahorraba ese dinero, además de que me motivaba pensando en que solo un corredor guerrero y con poderes podía soportar correr sin calzado distancias largas soportando el frío, el calor y lo doloroso que era”.

Aunque se siente un ser con poderes especiales por trotar sin tenis, no ha podido evitar las laceraciones normales que conllevan exponer los pies a las superficies de las rutas, por lo que, a lo largo vida como marchista, ha sufrido cualquier cantidad de accidentes.

“Me ha pasado de todo, desde piquetes de abeja, que se me entierre un cristal o un alambre, pedazos de metal, cortarme el pie, a mí no me gusta correr en grupo porque no ves dónde vas pisando, pero una vez en un maratón corrí en grupo, no me fijé y se me enterró el cargador de un celular, me perforó el pie”.

Por varios años corrió para mejorar sus tiempos y para demostrarse que tenía la capacidad de destacar, pero su buen corazón lo llevó a cambiar sus prioridades y comenzó con su ayuda humanitaria

“A mí siempre me dio pena correr descalzo, pero amigos me decían que no tuviera vergüenza que lo hacía por ayudar. La primera vez que lo hice con causa fue en un maratón en el que me hice un letrero que decía ‘ayúdame a ayudar’ y llevaba un bote como alcancía para recaudar fondos”.

Han sido tantas las carreras que ha hecho con causa que ya ha perdido noción de todas, pero sus ganas de ayudar lo han llevado a disponer de sus propios recursos, incluso donando la mitad de su salario, o viajar a diferentes partes del país para competir y recaudar fondos para los necesitados.

“He ayudado a gente con despensas y con medicamentos, sobre todo en Atlixco. De hecho en algún momento, cuando yo hacía pan integral, la mitad de mi salario lo destinaba para comprar cosas para la gente necesitada”.

Adolfo Cerón es un repostero atlisquense que no necesita capa para ser un superhéroe porque a pesar de tener sus carencias y necesidades propias, siempre busca cómo beneficiar al prójimo ocupando la gran habilidad que tiene, el correr descalzo.

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